lunes, 7 de octubre de 2013

ALI BABA Y LOS CUARENTA LADRONES (1°PARTE)

En cierta ciudad de Persia vivían dos hermanos.Uno de ellos se llamaba Cassim y el otro Alí Babá.Cassim estaba casado con una mujer muy rica,lo que le permitía llevar una vida ociosa.Por el contrario la mujer de Alí Babá era muy pobre y su marido ganaba el sustento para los dos cortando leña todo el día.Al llegar la noche cargaba el producto de su trabajo sobre tres pacientes asnos  y se trasladaba cansado,pero contento, a la ciudad,donde vendía la leña recogida.
Hete aquí que un día se encontraba Alí Babá en el bosque en pleno trabajo cuando divisó a lo lejos un grupo de jinetes que a todo galope se acercaban al lugar en donde él se hallaba.
Alí Babá tuvo un presentimiento y alarmado se hizo la pregunta de si serían ladrones.A medida que se acercaban los corceles montados por aquellos hombres y al ver sus tipicos atavíos su idea se afianzo más,¡Eran ladrones! De un salto se encaramó a la copa de un árbol que se encontraba cerca de él.
Al poco rato llegaron los jinetes que desmontaron de sus caballos debajo del mismo árbol donde el se escondía.Desde lo alto de la copa y a través de las ramas pudo convencerse de que su sospecha tenía fundamento.Eran cuarenta hombres de gran altura y de fuertes músculos; iban armados con espadas de afiladas hojas calzaban altas botas y cubrían su cabeza con pañuelos de vivos colores.De pronto empezaron a descargar grandes sacos que dejaron en tierra y Alí Babá pensó por su aspectos que estarían repletos de oro y piedras preciosas.
El que por su apariencia pues iba vestido con más riqueza parecía el capitán de la partida ,se acercó con paso lento a una imponente roca y en alta voz pronunció las extrañas palabras siguientes:
-Sésamo,ábrete!
Alí Babá quedó estupefacto al ver que la enorme roca giraba lentamente al conjuro de la misteriosa fórmula y descubría una abertura muy disimulada construída en la misma piedra.Entonces los ladrones penetraron en la cueva que formaba aquella formidable roca y cuando estuvieron todos dentro la puerta se cerró tras ellos.
El miedo que se había apoderado de Alí no le dejaba apenas respirar.Al poco rato vió como la misteriosa puerta volvía a abrirse,saliendo de la cueva todos los ladrones.El capitán de los malhechores,antes de montar en su caballo se dirigió nuevamente a la gran roca diciendo:
¡Sésamo cierrate!
Y la puerta obedeció silenciosamente.
Ya con los sacos vacíos los ladrones picaron espuelas y se alejaron por el mismo lugar de donde habían venido.
Cuando Alí ya no podía distinguirles desde la copa del árbol bajó de éste avanzando hasta la roca y cuando llegó a ella pronunció las mismas palabras que había oído del capitan y vió con asombro que la puerta le obedecía ilgual que al malhechor.Con temor entró en la cueva pero quedó maravillado al ver la riqueza que poseían aquellos ladrones .El creía que se encontraría con una cueva oscura y sucia y su asombro fué creciendo al admirar los ricos tapices que pendían de las paredes y la suave iluminación de que estaba dotada.Por doquier se encontraba con cofres de diamantes ,oro y riquisimas telas.Sin perder un segundo más cargó varios sacos de oro y piedras preciosas en cantidad suficiente como para vivir desde aquel momento con esplendor.
Cargó sobre los asnos los sacos,los cubrió con ramas y leña y pronunciando las palabras mágicas para que se cerrara la puerta,como así ocurrió emprendió la marcha hacia su casa para contarle a su mujer la extraordinaria aventura que le había a proporcionado tanta riqueza.
Alí Babá contó en breves palabras el acontecimiento y luego con gran cuidado ocultó los sacos enterrandolos de forma que nadie pudiera si supiera donde encontrarlos.
La mujer del afortunado Alí preguntaba con avidez a su marido a cuanto ascendía el tesoro que poseían pero él dijo que tiempo les quedaría a los dos para averiguar la fortuna que tenían..Sin embargo ella no quedó contenta con la explicación de su marido y para satisfacer su malsana curiosidad se dirigió a casa de su cuñada,esposa de Cassim,en busca de una medida de las que se usan para los cereales no sin antes haberle recomendado Alí Babá la mayor discreción sobre el asunto.La mujer de Cassim se sorprendió mucho al pedirle su cuñada la medida,pues no se explicaba como Alí Babá  y su mujer siendo tan pobres,tuviesen granos que medir;pidió explicaciones a su cuñada pero ésta contestó con evasivas pues pensaba en la advertencia de su marido.Al no poder saber para que necesitaban la medida la esposa de Cassim untó el fondo de dicho objeto con pez afín de que se pegara allí algo del grano o lo que fuese medido por sus cuñados.En efecto así fue pues cuando les devolvieron la medida encontraron en el fondo de ésta una moneda de oro pegada.
Cassim y su mujer deslumbrados no conseguían explicarse como habían conseguido tanto dinero ya que así lo dedujeron al ver que medían el oro como si fuera trigo. Cassim sintió envidia de su hermano y sin pensarlo mas fué a casa de Alí Babá y le preguntó cómo había conseguido aquel dinero Alí al verse descubierto tuvo que confesarle la aventura por completo.
Al día siguiente Cassim que era muy ambicioso cargó diez cofres sobre mulas al objeto de poder coger grandes cantidades de dinero y se encaminó al lugar que le había indicado Alí. Cuando llegó frente a la roca paró sus mulas y dijo:
-Sésamo  ábrete!
Y la puerta obedeció.Cuando entró vió tanta riqueza que no supo por donde empezar ;con avaricia se lanzó a  acariciar las joyas y monedas que con tanta abundancia se ofrecían por todas partes..Por fin se decidió por unos cofres repletos de oro y joyas,pero cunado terminó su trabajo estaba tan aturdido por las enormes riquezas que veía ante sí,que se olvidó de las palabras mágicas para que se abriera la puerta y lo que dijo fué: ¡Cebada,ábrete!
Naturalmente la puerta permaneció cerrada;Cassim estaba ya nervioso y no conseguía acordarse de la palabra.Cuando más ensimismado estaba,meditando sobre la   frase mágica ,escuchó con terror un galopar de caballos que se detenían cerca de la cueva.Al poco rato oyó la palabra que necesitaba:
-Sésamo ábrete!
Era el capitán quien había pronunciado y al ver Cassim ante sí a aquellos cuarenta ladrones fué tal su azoramiento que en lugar de esconderse se precipitó hacia la salida arrollando en su fuga al capitán y cayendo los dos al suelo.Los malhechores al ver a aquel intruso clavaron sus espadas en el cuerpo del infortunado Cassim que momentos más tarde yacía en el suelo bañado en sangre.
El capitán sacudiéndose el polvo con rabia penetró con sus seguidores en la cueva y viendo los cofres que Cassim había pretendido robarles los vaciaron en sus debidos lugares.Luego el capitán y los ladrones empezaron a investigar por donde había podido entrar,pues no imaginaban ellos que el intruso pudiera saber el secreto.

Pero al fin pensaron en lo peor. (continuará)

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