viernes, 20 de septiembre de 2013

EL PRINCIPE QUE SE HABIA CONVERTIDO EN TIGRE (1°parte)

Cierto que esa mujer es bastante fea,como igualmente feas son sus dos hijas,más parece bondadosa y estoy seguro que será una buena madrastra para mi hija.
Asi meditaba un buen hombre que había quedado viudo con una sola hija.
También la mujer en la cual estaba pensando en aquellos momentos el viudo,echaba sus cálculos.
Sí ese hombre es bastante rico,mas cuando él muera toda su fortuna será para su hija,de todas formas ya encontraré yo los medios para,cuando éste casada con él,lograr engatusarle y que su fortuna vaya a parar a los bolsillos de mis hijas.Mientras tanto he de mostrarme cauta,y como ese hombre quiere tanto a su hija el mejor modo de acercarme a él será mostrandome cariñosa con la niña.Ya tendré tiempo después de poner las peras a cuarto  a esa mocosa.
Tan bien supo llevar a feliz término sus planes que no pasó mucho tiempo antes de verse casada con el viudo,yendo a instalarse con los mamarrachos de sus hijas en casa de aquél.No tardó la pobre huérfana en sentir sobre si toda la malquerencia de su madrastra pues si bien es cierto que mientras el marido estaba en casa la mujercita se mostraba cariñosa con la niña,en cuanto el padre se marchaba para sus  asuntos todo eran desprecios y malos tratos.La niña tenía que barrer la casa,lavar os platos ,acarrear toda el agua,servir de criada a sus hermanastras y,en fin,hacer todos los más bajos menesteres.Todo lo soportaba en silencio con tal de que su padre,al que amaba sobre todo,no se enterase de las vejaciones de que durante su ausencia la hacian objeto aquellas tres arpías.Temía que el buen hombre se disgustase y cometiese algún disparate.
En cierta ocasión el padre hubo de ir a la ciudad para arreglar algunos asuntos y preguntó a las mujeres que deseaban que les trajese de su viaje.La madrastra pidió que le comprase un collar de perlas;la mayor de las hijas el mas bonito vestido que pudiese hallar, y la otra pidió que le trajese las más ricas puntillas de la ciudad para hacerse unas enaguas.Prometió complacer a todas y volviéndose a su hija, le preguntó:
-Y tú hija mía,¿nada deseas para ti?
¡Oh,sí ,padre mío!Mucho te agradecería que me trajeses una flor blanca que es el símbolo del amor paternal.
Se despidió el buen hombre de todas ellas, y apenas hubo salido de la casa cuando tanto la madrastra como sus hijas empezaron a burlarse de la niña y a lanzarles pullas.
Una flor blanco como símbolo de cariño.¡Ja,ja! Mucho te servirá de adorno esa flor cuando estés limpiando la porquera ,decía una.
_Quizás quiera adornarse el pelo con ella para que algún gañan se enamore de ella y quiera hacerla su esposa.,replicaba la otra.
_No ,no,hijas mías;no acertáis con la idea de esa estropajosa.Desea la flor para dejarla caer a los  pies del caballo de algún príncipe y cuando éste vea quién es la beldad que ha lanzado la flor,enloquezca ante su hermosura y la lleve a su palacio y la haga su reina.
Salieron las malvadas mujeres de la estancia y durante largo rato se oyeron sus carcajadas por toda la casa, mientras la desgraciada muchacha lloraba de pena.
Mientras tanto, el padre había terminado los asuntos que le habían llevado a la ciudad y dedicándose a comprar los objetos que le habían encargado las mujeres de su casa.
Adquirió un valioso collar de perlas para su mujer,un rico vestido para la hijastra mayor y unas preciosas puntillas para la otra.De la flor pedida por su hija no se acordó siquiera.
Contento regresaba el buen hombre ,pensando en la alegría que recibirían todas cuando de pronto le vino a la memoria el encargo de su hija.Deseando que ella también tuviese su obsequio dirigió una mirada en torno y viendo las altas tapias de un jardín las escaló y se dirigió a un hermoso rosal de flores blancas,dispuesto a cortar la mas hermosa .Ya tenía la flor en su poder y se disponía a salir del jardín cuando un enorme tigre que se hallaba agazapado detrás del rosal se lanzó sobre él,dispuesto a despedazarle.
_¡Cómo te has atrevido a entrar en este jardín,cuya entrada está prohibida!_ rugió.
El pobre hombre creyó llegada su última hora;no obstante contó a la fiera por que había deseado tener aquella flor y el disgusto que hubiese recibido su hija de no llevarle aquel insignificante regalo.
Escuchóle el felino y apartando las zarpas de encima suyo le dijo:
_ya te has obrado impulsado por tu amor paternal te permitiré que lleves este regalo a quien tan buenos sentimientos de muestra al conformarse con tan delicado obsequio mas te pongo por condición que mañana vuelvas aquí con tu hija y ella se conforme a permanecer para siempre en mi compañía.
Prometió el hombre hacer lo que el felino le exigía y cogiendo la flor se encaminó hacia su vivienda.Al llegar entregó a cada una su encargo sin que siquiera le diesen las gracias y seguidamente puso en manos de su hija la bella rosa.
Muy triste se mostró el hombre durante la cena,y al verle tan cabizbajo la doncella le preguntó q qué causa obedecía su pena. Resistiase el padre a contar a su hija el terrible compromiso que había adquirido con el tigre,mas tanto insistió la niña que al fin hubo de confiarle su secreto.
_Desde luego _ continuó _ que no estoy dispuesto a entregarte a esa fiera.Mañana mismo volveré a aquel jardín y me dejaré devorar por el tigre.
-¡Oh,no,padre! De ninguna manera consentiré en que te devore ese monstruo;iré contigo y me quedaré a vivir en su compañía.
Todo antes que permitir que a mi amado padre le suceda ningún mal.
No quería el buen hombre acceder a los deseos de su hija y porfiaron largo rato mas la madrastra que veía en aquel lance la ocasión tan esperada de deshacerse de su odiada hijastra intervino diciendo que lo mejor era que la niña fuese a vivir con el tigre.
Ningún mal puede venirle de eso, dijo la malvada mujer,toda vez que el habitante del jardín ha dicho que se quedaría a vivir allí ,no que la devoraría.
Tantas y tan convincentes fueron las razones que adujeron la madrastra y sus hijas que por fin convencieron al infeliz padre.
Y así fue como el atribulado padre hizo entrega de su adorada hija al fiero tigre.
Cuando el tigre se quedó a solas con la doncella,tratando de ser menos pavorosa su voz,para no asustarla demasiado,le dijo: ¿No sientes ningún temor al quedarte en mi compañía? ¿No te has dado cuenta que podría devorarte?
A lo que la doncella contestó: No señor tigre.No siento el menor temor,toda vez que muy gustosa daría mi vida por la de mi padre.
El tigre dirigió una extraña mirada a aquella niña que tal valor demostraba y leyendo en sus ojos lo desgraciada que era le preguntó:
¿Acaso no eres feliz? ¿Jamás ningún apuesto doncel te ha dicho lo muy bella que eres?
La doncella ,adivinando que bajo aquel fiero aspecto se ocultaba un corazón generoso,mucho mas que el de su madrastra y sus hijas,contó su triste historia a la fiera,terminado con estas palabras:
¿Como queréis que ningún enamorado me dirigiese dulces palabras de amor,si mi madrastra siempre que se presentaba algún joven en casa me ocultaba? Solo le interesaba que viesen a sus hijas,más ellas tampoco han tenido jamás ningún pretendiente.(Continuará.............

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